Con el crecimiento de la agroindustria exportadora surgen nuevas formas
de trabajo y actores laborales, ya que a finales del siglo XIX y principios
del XX, la mayoría de los trabajadores en las zonas agrícolas eran tradicionalmente
hombres; encargados de labrar las tierras y sembrar el café. Sin embargo, eran las mujeres, niños y adultos mayores quienes trabajaban en la recolección y el procesamiento.
El café, por su producción estacionaria, se cultiva y cosecha en determinada
época del año, lo que obliga a los patronos a ofrecer trabajos también
estacionarios. Cuando se comenzó a exportar el café en El Salvador, eran
dos grupos los que trabajaban los cultivos: los campesinos y los jornaleros.
Los campesinos trabajaban en pequeñas extensiones de tierras propias
o arrendadas, en cambio el jornalero se dedicada a vender su fuerza de
trabajo a cambio de remuneración.
En ocasiones, para cumplir con el trabajo requerido, se contrataban inmigrantes
locales o extranjeros, quienes llegaban a las haciendas o fincas
y permanecían en esa zona durante tres o cuatro meses. Esta situación
aún se percibe. Los hermanos centroamericanos llegan al país en busca
de empleo, especialmente luego de la dolarización. Pero, también, en la
actualidad, las condiciones laborales agrarias se han visto disminuidas, al
grado que la fuerza de trabajo tanto del hombre como de las mujeres se
ha desplazado a otro sector comercial informal (compra-venta de productos).
0 comentarios:
Publicar un comentario