La migración de los seres humanos ha sido un fenómeno universal
y presente a largo de la historia alrededor del mundo. Los grupos
humanos se desplazan de un lugar a otro, solos o en compañía
de los miembros de su familia, buscando mejores condiciones de
vida.
Las migraciones han jugado un papel importante en la expansión
cultural, de ideas, costumbres en otros países y ámbitos. Las familias
están inmersas en este proceso, pues son ellas las principales
garantes y transmisoras de tradiciones y costumbres. En la lejanía,
los migrantes fortalecen los vínculos familiares y revalorizan su
cultura como consecuencia de la nostalgia por su país de origen.
El primer caso de migraciones de familia en América fue aproximadamente
hace 14,000 años, cuando migrantes de Asia cruzaron
el estrecho de Bering para poblar el continente. Durante la
época prehispánica entre el 700 d. de C. y el 1230 d. de C. acontecen
las migraciones nahuas procedentes de México y poblaron
parte de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa
Rica.
Muchas personas migran de sus países en búsqueda de condiciones propicias
para su desarrollo y el de su círculo familiar. Las condiciones socioeconómicas
de sus países de origen no les permiten alcanzar un nivel
de vida digno. Y su única alternativa es desplazarse a otros lugares fuera
de sus fronteras. La falta de oportunidades es latente en varios países,
viéndose reflejado en migraciones cada vez más numerosas de profesionales
que migran por no encontrar un empleo acorde a sus necesidades
y aspiraciones.
La migración impacta directamente sobre la familia, tanto a nivel psicológico,
como estructuralmente. Al enfrentar procesos migratorios, el
grupo familiar sufre reacomodos en su forma de vida.
Una secuela directa es la separación y en algunos casos la desintegración
de la familia por causas como el fallecimiento de los padres fuera del
país, nuevos matrimonios, entre otros. Pasan de ser familias extensas y
nucleares a familias disgregadas o monoparentales. Por ejemplo cuando
el padre se marcha fuera del país, la madre se ve obligada a retomar las
responsabilidades del padre ausente en la educación de los hijos e hijas.
El círculo familiar de los migrantes sufre una reasignación de roles entre
los miembros del grupo familiar. Prácticamente están forzados a asumir
nuevas responsabilidades y cambios que provoca la separación familiar
originada por las migraciones, en nuestro país especialmente en el caso
de las mujeres y, en menor grado, los hombres.
El contexto y estructura de la familia se modifica, sobre todo en la asignación
de nuevos roles. Por ejemplo: si el padre de familia emigra, la madre
ocupa su lugar y sus funciones en los quehaceres propios de la casa. En el
caso que la madre sea quien se ausente, el padre tiene que cubrir los roles
y responsabilidades que su esposa tenía a cargo.
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