martes, 1 de septiembre de 2020

Migración y familia

 


La migración de los seres humanos ha sido un fenómeno universal

y presente a largo de la historia alrededor del mundo. Los grupos

humanos se desplazan de un lugar a otro, solos o en compañía

de los miembros de su familia, buscando mejores condiciones de

vida.


Las migraciones han jugado un papel importante en la expansión

cultural, de ideas, costumbres en otros países y ámbitos. Las familias

están inmersas en este proceso, pues son ellas las principales

garantes y transmisoras de tradiciones y costumbres. En la lejanía,

los migrantes fortalecen los vínculos familiares y revalorizan su

cultura como consecuencia de la nostalgia por su país de origen.

El primer caso de migraciones de familia en América fue aproximadamente

hace 14,000 años, cuando migrantes de Asia cruzaron

el estrecho de Bering para poblar el continente. Durante la

época prehispánica entre el 700 d. de C. y el 1230 d. de C. acontecen

las migraciones nahuas procedentes de México y poblaron

parte de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa

Rica.

Muchas personas migran de sus países en búsqueda de condiciones propicias

para su desarrollo y el de su círculo familiar. Las condiciones socioeconómicas

de sus países de origen no les permiten alcanzar un nivel

de vida digno. Y su única alternativa es desplazarse a otros lugares fuera

de sus fronteras. La falta de oportunidades es latente en varios países,

viéndose reflejado en migraciones cada vez más numerosas de profesionales

que migran por no encontrar un empleo acorde a sus necesidades

y aspiraciones.

La migración impacta directamente sobre la familia, tanto a nivel psicológico,

como estructuralmente. Al enfrentar procesos migratorios, el

grupo familiar sufre reacomodos en su forma de vida.


Una secuela directa es la separación y en algunos casos la desintegración

de la familia por causas como el fallecimiento de los padres fuera del

país, nuevos matrimonios, entre otros. Pasan de ser familias extensas y

nucleares a familias disgregadas o monoparentales. Por ejemplo cuando

el padre se marcha fuera del país, la madre se ve obligada a retomar las

responsabilidades del padre ausente en la educación de los hijos e hijas.

El círculo familiar de los migrantes sufre una reasignación de roles entre

los miembros del grupo familiar. Prácticamente están forzados a asumir

nuevas responsabilidades y cambios que provoca la separación familiar

originada por las migraciones, en nuestro país especialmente en el caso

de las mujeres y, en menor grado, los hombres.


El contexto y estructura de la familia se modifica, sobre todo en la asignación

de nuevos roles. Por ejemplo: si el padre de familia emigra, la madre

ocupa su lugar y sus funciones en los quehaceres propios de la casa. En el

caso que la madre sea quien se ausente, el padre tiene que cubrir los roles

y responsabilidades que su esposa tenía a cargo.


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