martes, 8 de septiembre de 2020

El trabajo infantil: principales causas y consecuencias


 El trabajo infantil es condenado alrededor del mundo. Se refiere al trabajo

“mental, físico, social o moralmente peligroso y dañino para los niños”.

Este interfiere con el desempeño escolar de los niños y niñas, despojándolos

de la oportunidad de asistir a la escuela y forzándolos a dejarla a

edad temprana.

Las causas del trabajo infantil son los pocos ingresos económicos que les

obliga a ayudar en casa para poder sobrevivir con su familia, algunas veces

numerosa. Estos niños y niñas se exponen a cualquier maltrato por parte

de la sociedad, el abuso psicológico y sexual es uno de los que más afectan

a este sector, volviéndolo aun más peligroso.


Las consecuencias de esta práctica empujan a una mala calidad de vida

para la niñez y adolescencia. Entre las consecuencias se encuentra el riesgo

de sufrir accidentes debido a las malas condiciones en el medio donde

trabajan. También se pueden dar casos de abandono de la escuela, que

frena y limita las oportunidades para progresar.


Muchas de las familias de niños, niñas y adolescentes trabajadores los

obligan a colaborar por medio de ventas a la economía familiar, impidiendo

el desarrollo normal en un ambiente sano y sin riesgos.

Los accidentes de trabajo pueden ser otra consecuencia, por ejemplo explosiones

de pólvora, contaminación e intoxicación química por fertilizantes

y abonos, mutilaciones por manejo de maquinaria, herramientas e instrumentos de trabajo entre otros.


Según la definición del convenio número 182 de la OIT, entre las peores formas de trabajo infantil se encuentran la trata de personas, trabajo forzoso  y por deudas, conflicto armado, esclavitud, prostitución, tráfico de drogas, pornografía y actividades ilícitas.


Todas estas actividades separan a los niños y niñas de sus familias, afectando

sus emociones y los vuelven vulnerables a enfermedades graves, los

expone al abandono, a menudo a muy tierna edad.


Las consecuencias son la violación los derechos humanos fundamentales

de la infancia y la adolescencia, perdida de la autoestima, problemas de

adaptación social, traumas, drogadicción, alcoholismo, dependencia de

fármacos, etcétera.


Según reportes de la UNICEF, alrededor de 246 millones de niños y niñas

son sujeto de explotación infantil en el planeta y al menos tres cuartas

partes (171 millones) lo hacen en condiciones o situaciones de peligro.

Gran parte de la infancia trabajadora divide su tiempo entre el trabajo y

el estudio, pero con el correr de los años, la escuela suele perder la partida.

En Belice, 18 por ciento de los trabajadores de cinco a 14 años no asisten

a centros educativos. Esa proporción es 21 por ciento en Costa Rica, 32

por ciento en El Salvador, 34 por ciento en Honduras, 37 por ciento en

Panamá, 40 por ciento en Nicaragua y 41 por ciento en Guatemala.

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